Vino que captura la esencia de uno de los lugares más exquisitos de Gualtallary: la sub-apelación Monasterio.
Detrás de lo prístino de este vino, se descubre el espíritu de búsqueda permanente de Raquis y su compromiso para alcanzar el más mínimo detalle y la transparencia que nos transporta directo a su origen.
La elaboración es simple, sin racimo entero y en fermentadores abiertos. Aplicamos una técnica de infusión con trabajos manuales de sombrero definidos día a día por degustación.
La crianza se desarrolló en barricas de 225 litros de roble francés de segundo y tercer uso por más de 20 meses.
Sin clarificar ni filtrar.
695 botellas producidas.
Enólogo: Andrés Vignoni